Ven, Señor.

Sigue viniendo.

No te canses de venir, en espíritu, en palabra, en verdad y vida.

Ven a este mundo que hambrea sentido y esperanza.

Ven a habitar cada horizonte.

Ven a sacudir las  inercias, a avivar los amores apagados,

a calentar los hogares fríos, ven.

Ven, de nuevo niño, a mostrarnos esa fragilidad poderosa de Dios.

Sigue viniendo, contra viento y marea,

contra escepticismos y rutinas, contra dudas y atrofias.

Ven Señor!