A partir del siglo IX, con la presencia de la Reliquia del Lignun Crucis en el Monasterio, se contarían por miles los peregrinos que en su Caminar hacia Santiago, se desviaban o bien por la Meseta y la antigua calzada romana, o bien desde la costa, para llegados hasta aquí demostrar su fe, y rogar por las necesidades que la vida convierte en obstáculos o deseos.

Es Beato de Liébana el que establece la conexión del lugar con la tumba del Apóstol, como queda reflejado en el Himno Oh Dei Verbum, en donde además de ensalzar su figura, insta a todos los cristianos a que se esfuercen en encontrar sus restos, lo que ocurriría menos de 50 años después. Tantos miles venían a Santo Toribio que se comenzó a hablar de: La Pequeña Jerusalén, lo que invitaría al Papa Julio II en 1512 a conceder la primera Bula Papal para el Jubileo.

Hoy vuelven con fuerza los peregrinos a Santiago y a Santo Toribio o a Santiago por Santo Toribio, a miles desde el último año jubilar del 2017. Suele ser la ocasión para muchos de vivir una experiencia que deja huella. También a ti te puede pasar. (MgP)