Señor, una cosa es decir en los buenos tiempos: “Estoy listo para lo que Dios quiera”,

y otro es estar realmente listo cuando venga la cruz.

Entonces, a menudo, el corazón se debilita

y temeroso las buenas intenciones se convierten en humo.

Así que ayúdame a mantenerme firme cuando sea necesario.

Quizás la cruz ya esté aquí o muy cerca.

Siempre que venga quiero estar listo.

Hazme fuerte y generoso, que no me queje y no retroceda ante lo inevitable.

Quiero mirarte con valentía, mirar y reconocer en ella la voluntad del Padre.

Dame tu firme confianza que incluso este sufrimiento servirá para mi bien,

y dame fuerzas para aceptarlo resueltamente.

Habiendo logrado esto, lo más amargo serán vencidos. Amén.

 

(Romano Guardini)