Los Premios Beato de Liébana tienen como finalidad reconocer a personas físicas o jurídicas e instituciones que se hayan distinguido en el desempeño de su actividad o por su trayectoria de contribución al entendimiento, la convivencia y la integración y cooperación internacional, con especial atención al ámbito territorial europeo.

En el caso de Ana Botín, el Gobierno de Cantabria reconoce su exitosa trayectoria profesional y su actividad filantrópica a través de las Fundaciones CyD y Empieza por Educar. Destaca también su compromiso con la cooperación universitaria en Iberoamérica de la mano de Universia y con una sociedad más equitativa, inclusiva y sostenible, misión que persigue la Fundación Banco Santander.

De Elena García Armada, el Ejecutivo regional valora su labor investigadora en la aplicación de la robótica al servicio del ser humano. García Armada es ingeniera industrial, doctora en robótica e investigadora del Centro de Automática y Robótica (CAR) del CSIC, y ha liderado el desarrollo del primer exoesqueleto pediátrico diseñado para ayudar a caminar a niños con graves problemas de movilidad.

Las candidaturas de Ana Botín y Elena García Armada fueron propuestas por la Asociación Liébana en el Camino y la Fundación Instituto de Investigación Marqués de Valdecilla (IDIVAL), respectivamente.

Sus nombres se unen a los de Josep Borrell, Manuel Gutiérrez Aragón, Silvio Rodríguez y el Padre Ángel, que recibieron los Premios Beato en 2018 y 2019, y al personal de los centros sanitarios y residenciales para personas mayores y con discapacidad de la comunidad autónoma, que fueron galardonados con el Premio Beato de Liébana del Entendimiento y la Convivencia 2020 por su comportamiento ejemplar y profesionalidad durante la pandemia de la Covid-19.

El galardón es una estatua de bronce, obra de la artista cántabra Mercedes Rodríguez Elvira. Representa unas alas de ángel, muy frecuentes en la iconografía de Beato, que dan protección al Monasterio de Santo Toribio de Liébana y al entorno montañoso que lo rodea.